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Si ya tienes esposa, ya tienes la mejor bendición.

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De acuerdo a las Estadísticas de Nupcialidad 2020, del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), en el año 2020 se registraron, solo en México, 333,087 matrimonios, una cantidad considerable.

El propósito de Dios era que la tierra fuera poblada de habitantes, y la primera u única institución para lograr este propósito fue el matrimonio, de acuerdo a Génesis 2:24.

Según las estadísticas, tan solo en 20 años, el índice de matrimonios ha ido a la baja, del año 2000 al 2020, hay una diferencia abismal de 371,859 matrimonios menos. Solo en el año 2000 se registraron 707,442 matrimonios, lo cual nos dice que hace 20 años, las parejas lograban formalizar su relación a través del matrimonio, hoy, las cosas son diferentes.

 

Parte de lo anterior va con el siguiente dato, en el 2020 se registraron 1,629,211 nacimientos, 1,169,129 nacimientos menos que el 2000, esto, podemos deducirlo a causa de la diferencia en matrimonios que hay.

De acuerdo a las estadísticas, el matrimonio, la institución que Dios creó para el propósito de habitar la tierra, se está perdiendo, y por qué decimos perdiendo, porque, mientras los matrimonios van a la baja, los divorcios van en aumento.

En cuanto a los divorcios, en el año 2000 se registraron 52,358 divorcios, mientras que en el 2019 se contabilizaron 160,107 divorcios, una diferencia de 107,794, muchísima. Una cifra alentadora, 2020 solo hubo registro de 92,739 divorcios, aun así, una cantidad mayor que hace 20 años.

 

Los datos anteriores, no deberían ser causa de desaliento para las nuevas generaciones, sino todo lo contrario, que busquen hallar gracia ante los ojos de Dios y que les pueda proveer esposas y esposos temerosos de su palabra, que sean dignos representantes en cada hogar, que busquen hacer la voluntad de Dios y sean bendecidos según sus propósitos.

“Si ya tienes esposa, ya tienes lo mejor: ¡Dios te ha demostrado su amor!” – Proverbios 18:22 TLA

El versículo de hoy dice que, quien tiene esposa, ya tiene lo mejor, hablando a los varones. No solo es cuestión de noviazgo, es cuestión de vivir una vida juntos y formar una familia, de acuerdo al plan de Dios. Caballeros, Dios desea mostrarte su amor, bendecirte con una esposa que no sea temporal, que no sea solamente de unos años, Dios desea una esposa para ti por los años que vivan en esta tierra, en esto se manifiesta el amor de Dios hacia ti.

La esposa es la ayuda idónea para el hombre, el es complemento del matrimonio, es la bendición de Dios, Genesis 2:18-23.

Un último dato, el tiempo de vida promedio de un matrimonio que llega al divorcio, de acuerdo al INEGI, es entre 10 y 12 años. Dios permita que este no sea tu caso, y agradezcamos cada día por el esposo o la esposa que tenemos, que aun con altibajos, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, vayamos adelante y seamos un ejemplo digno para nuestros hijos y para aquellos que nos rodean.

«Trate a su esposa con ternura. Ella necesita todo el cuidado y consuelo y ánimo que usted prometió darle en sus votos matrimoniales. No le dé la menor ocasión para cuestionar su lealtad o su deseo sincero de cumplir con sus obligaciones».Manuscript Releases 6:47.

Quien tiene a su esposa o esposo, ya tiene lo mejor. Dios te bendiga.


 

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El jardín de tu mente

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La mente es un jardín, y nuestros pensamientos son las semillas que sembramos en él. Si plantamos semillas de amor, compasión y autoaceptación, crecerá una hermosa flor de paz y serenidad. Pero si sembramos semillas de autocrítica, miedo y duda, crecerá una maleza de ansiedad y tristeza.

Cuida tu jardín mental con gentileza y compasión. Riega tus pensamientos con positividad y esperanza. Y recuerda que, al igual que un jardín necesita sol y lluvia, tú necesitas autocuidado y amor propio para florecer.

No te rindas si encuentras malezas en tu camino. Con suavidad y paciencia, arráncalas y vuelve a sembrar semillas de amor y luz. Tu mente es un jardín precioso, y merece ser cultivado con amor y cuidado.


«Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida».

Proverbios 4:23 DHH

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Cuéntale a Dios tus problemas, solo el puede darte la mejor solución.

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Vendrán orando y llorando. Yo los llevaré a corrientes de agua, por un camino llano, donde no tropiecen. Pues soy el padre de Israel… —Jeremías 31:9 (DHH)

En una charla sobre cómo superar los problemas. El orador comenzó contando un chiste muy gracioso. Por supuesto, todos los presentes rieron a carcajadas.

Después de unos segundos de pausa, el orador volvió a contar el mismo chiste, exactamente de la misma manera que la vez anterior. Algunos espectadores volvieron a reír, pero la mayoría solo sonrió levemente.

Luego, volvió a repetir el chiste por tercera ocasión. Esta vez no se escuchó ninguna risa.

Después de una pausa silenciosa e incómoda, el orador le dice a los presentes:

—Nadie puede reír de la misma broma una y otra vez. Entonces, ¿por qué lloramos una y otra vez por el mismo problema?

Cuando el pecado entró en el mundo se desencadenaron un sinfín de problemas como consecuencia, y desde entonces, el hombre ha derramado lágrimas en cada ocasión que ha sido necesario.

Estando en un funeral observaba a los familiares y amigos del fallecido y algo interesante que notaba es que, quienes confían en las promesas de Dios encuentran el consuelo en ellas y se les mira más tranquilos, sabiendo que Dios tiene el control de todo y que hay un propósito detrás de todo, no digo que no lloren por la tristeza, pero, en funerales donde están personas que no hacen suyas estas promesas en dolor y el llanto es más doloroso.

Antes las dificultades y adversidades en la vida, no te desesperes, aprende a confiar en Dios como quien confía en un buen amigo. Aunque no lo veamos, Dios siempre está a nuestro lado. El salmista dice:

“Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu”. – Salmo 34:18

Que si se preocupa Dios por tus problemas, por supuesto que sí, el apóstol Pedro dice:

“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. 1 Pedro 5:7.

El sufrimiento no será para siempre, Dios nos ha prometido un cielo nuevo y una tierra nueva, donde no habrá más llanto ni dolor, porque todas las cosas viejas habrán pasado. Te recomiendo que leas Apocalipsis capítulo 21.

Dios te bendiga y que a partir de hoy sea tu compañero en todo momento, que encomiendes a Él todos tus caminos y nunca más sentirás que estas sola o solo.

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