ESTILO DE VIDA
El mensaje que damos a través de nuestra forma de vestir.
Moisés recibió la orden de hacer “Vestiduras sagradas” para Aaron, las cuales serían para “honra y hermosura”. Éxodo 28:2
Desde que Adán y Eva usaron “hojas de higuera” para ocultar su desnudez (Gen. 3:7), el ser humano jamás ha renunciado a la confección y diseño de ropa para cubrirse.
La vestimenta de Aarón expresa el valor estético-religioso-funcional del sacerdocio.
Ya que esa ropa era simbólica, tenía que ser perfecta porque “ninguna cosa fuera de la perfección podría representar debidamente la santidad del culto divino”. E.W. Youth Instructor, 7-6, 1900.
El sacerdote era en un sentido especial una figura de Cristo, y, por lo tanto, representaba al pueblo ante Dios y a Dios ante el pueblo.
La ropa que él llevaba en función de su investidura sacerdotal, respondía a un valor estético y proyectaba un mensaje.
Debido a las condiciones establecidas bajo el nuevo pacto, por el cual los creyentes llegamos a ser “Sacerdotes” (1 Pedro 2:9), la ropa de los “seguidores de Cristo” llega “a ser simbólica”, y, en todos los casos, aun el estilo de la ropa que llevamos comunicará la verdad del evangelio”. 6T, 97-97.
Como hijos e hijas de Dios, debemos representar dignamente ante el mundo, la nación y el pueblo santo, el real sacerdocio al que fuimos llamados. Satanás busca desviar nuestra manera santa de vestir a la manera de los placeres del mundo y su vanidad, cambiando nuestro testimonio por piedra de tropiezo.
La iglesia es y será un lugar santo, porque la presencia de Dios aún permanece en este lugar, tal como lo estuvo en el tiempo de Israel en su santuario.
Cuando el sacerdote entraba a la presencia de Dios lo hacía con sus vestiduras reales, hoy también nosotros, al ir delante de la presencia de Dios, nuestra vestidura debe ser la que represente a un verdadero hijo de Dios. El solo pisar lugar santo, como Moisés, debemos quitar de nosotros todo aquello que no es santo y agradable a Dios, no al hombre.
“Existe una creciente tendencia de hacer que la vestimenta y la apariencia de las mujeres se parezcan lo más posible a las de los hombres; pero Dios considera esto una abominación. ‘Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia’. Deut. 22:5, 1 Timoteo 2:9. 1TPI, 403.
“Los cristianos no debieran convertirse en objetos de exposición al vestirse en forma diferente que el mundo. Pero si cuando siguen sus convicciones de lo que es su deber, con respecto a vestirse con modestia y en forma saludable, se encuentran fuera de moda, no debieran cambiar su manera de vestirse a fin de armonizar con el mundo. Deben manifestar una noble independencia y valor moral al hacer lo que es correcto, aunque el mundo difiera de ellos. Si el mundo introduce un estilo de vestir modesto, conveniente y saludable, que está de acuerdo con los principios bíblicos, eso no cambiará nuestra relación con Dios o con el mundo. Los cristianos debieran seguir a Cristo y hacer que su manera de vestir se conforme con la palabra de Dios. Debieran descartar los extremos. Debieran adoptar humildemente un proceder recto, independientemente del aplauso o la censura, y aferrarse a lo que es correcto por sus propios méritos. 1TPI, 404
Dios te bendiga querido amigo, amiga, que podamos hacer cambios en nuestras vidas, para bien, buscar agradar a Dios antes que al hombre. Que nuestra forma de vestir sea un real testimonio para el mundo, que ni seamos objetos de burlas ni mucho menos centro de atención por la extravagancia.
Un día, nuestras vestiduras, sencillas, humildes y decorosas, serán cambiadas por vestiduras blancas, para estar así, con un mismo sentir y vestir, por la eternidad. Apoc. 7:9.