DESTACADA
Matrimonios que viven con el temor de Dios.
Muchos problemas que viven hoy los hogares de esta generación tienen como origen la falta del temor a Dios y su obediencia, complaciendo primeramente los deseos carnales y dejando a Dios en segundo término, o muchas veces, fuera de los planes del hogar.
«Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne». – Efesios 5:31
Cuando el matrimonio no es sometido a la voluntad de Dios, de manera voluntaria, viene el enemigo de Dios y somete al matrimonio sin considerar la voluntad de uno de los dos, o incluso de los dos.
«Dios quiere que el hogar sea el lugar más feliz de la tierra, el símbolo mismo del hogar celestial. Mientras llevan las responsabilidades matrimoniales en el hogar y vinculan sus intereses con Jesucristo, apoyándose en su brazo y en la seguridad de sus promesas, ambos esposos pueden compartir en esta unión una felicidad que los ángeles de Dios elogian».—El hogar adventista, 87 (1894).
Dios bendiga a cada hogar, busquemos su presencia y compañía cada mañana y pongamos en sus manos el matrimonio y los hijos.