REFLEXIONES
Un corazón agradecido alaba siempre a su Creador.
La alabanza, es el reconocimiento agradecido a Dios por lo que Él hace por nosotros. Sin un corazón agradecido, no puede haber verdadera alabanza ni verdadera adoración.
Dios quiere todo de nosotros; Dios no quiere una parte de tu vida. Pide todo tu corazón, toda tu alma, toda tu mente y todas tus fuerzas. A Dios no le interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de tu tiempo y dinero. Quiere tu devoción plena, no pedacitos de tu vida.
La Biblia dice en Hebreos 12:28:
“Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a Él le agrada, con temor reverente”.